¿Por qué nos
tomó tanto tiempo mirarnos a los ojos?
Cuando escribo
estas líneas los dedos no logran ir tan rápido como el cerebro quisiera y tengo
que seguirle el paso, para que no se quede por fuera ni uno solo de los
pensamientos que durante días, más bien meses, me persiguen a donde quiera que
voy.
Esta es una
carta personal, la escribo yo (quien firma) y va dirigida a ti, que la recibes
y te tomas unos minutos para leerla.
Con todo mi
respeto me estoy atreviendo a dirigirme a ti, hermano Chavista, que así como yo
amas tu tierra y quieres lo mejor para tu país, para tu gente. Desde aquí no
saldrá nunca un insulto hacia ti, podemos pensar distinto y aún así seguir
siendo hermanos, ¿quién no ha discutido un punto de vista con su familia? ¿por
eso han dejado de comer en la misma mesa? ¿por eso han dejado de quererse?
Yo amo mi
Patria inmensamente, la amo así como es, con todos los que aquí vivimos
echándole pichón cada día para salir adelante, llevando comida a la casa,
ayudando a quien necesita una mano, sintiéndonos útiles. No la amo más que tú,
ni tú más que yo.
Te pido
disculpas si te hago perder el tiempo con mis palabras, y también te agradezco
desde lo más profundo si llegas hasta el final (no será larga la historia, lo
prometo). Hoy solo faltan días, horas, para encontrarnos de nuevo en la cola
para votar. Quien irá el domingo en mi lugar no es la misma Beatriz que en 1998
con 18 años iba elegir por primera vez al Presidente de la República. Hoy soy
alguien diferente, con mis treintipicos años encima y una nueva conciencia. No
me avergüenza decir que le agradezco al Presidente Chávez haber cambiado mi
visión de las cosas, nunca fui su seguidora pero eso no quiere decir que no
reconozca su lugar en la historia de este país.
Yo no vengo a
pedirte que votes por Henrique Capriles, solo a pedirte que reflexionemos
juntos, que hagamos un ejercicio, porque tu y yo no somos diferentes, no somos
enemigos, nos comemos la misma arepa en el barrio o la urbanización, en el
rancho o la mansión, somos hermanos vale!
Tú al igual
que yo estás sufriendo y lo sabes, cuando llega el malandro no mira a quien le
va a disparar, simplemente nos mata y agarra el botín, lo poco que tengamos
encima, y nos deja ahí en la calle con la bala en la frente. Lo que yo gasto en
el mercado es lo mismo que gastas tú, y nos sudamos esa plata igual. Te estoy
hablando a ti, al venezolano honrado, echao pa lante, que si no consigue
trabajo se pone a vender tortas, que quiere que sus chamos estudien, que no se
queden por ahí sin hacer nada para que llegue el vicio y los atrape. Tus
problemas son los mismos que los míos. Cuando no hay agua o no hay luz, es en
tu casa y en la mía también. Tú sabes que las cosas no han mejorado en estos
años y no están mejorando en el poco tiempo del actual gobierno (N. Maduro), lo
vives a diario igual que yo.
La corrupción
y las injusticias del pasado nadie las puede negar, y creo que nadie quiere
hacerlo. Quisiera que en la soledad de tu conciencia te preguntes si hoy ya no
existen esas dos palabras en Venezuela. Yo no voy a discutir si el socialismo
es bueno o malo, realmente ese no es el problema. Vuelvo a preguntar: ¿no hace
falta coherencia cuando hablamos de socialismo y le pedimos al pueblo
sacrificios mientras nosotros si vivimos bien, si compramos el carro que
queremos, nuestros hijos estudian en buenos colegios, viajamos de vacaciones
por el mundo? Te lo pregunto a ti porque sé que crees en el ideal de Chávez,
pero igual estás pasando trabajo y necesidad, o no?
Repito, no
estoy pidiendo votos para Capriles, solo estoy tratando de que nos volvamos a
encontrar. Tu y yo, nosotros los venezolanos. Yo sé que este país tiene un gran
potencial y será grande, hoy no lo es porque nosotros no nos hemos decidido a
llevarlo a lo más alto. Son muchos años, no solo los de este gobierno, desde
mucho antes, que llevamos pensando que hace falta un líder, un salvador,
alguien que se ocupe de nosotros. Pero qué tal si nos atrevemos a imaginar que
ese hombre, esa mujer, podemos ser nosotros mismos. Tu y yo tenemos el poder en
nuestras manos, por eso nos persiguen para tratar de convencernos de que
votemos por este o aquel. Nuestros votos sí deciden cosas, deciden el destino
de la nación. Tenemos la opción de dejarnos convencer, pero también tenemos
otra…convencernos nosotros mismos del futuro que queremos para nuestro país.
Yo quiero un
país donde nos respetemos, donde todos tengamos los mismos derechos (y
cumplamos los mismos deberes), que podamos ser verdaderamente libres: libres de
caminar por nuestras calles a la hora que sea, libres para decidir qué canal
queremos ver, libres para decir lo que pensamos siempre, que nuestros niños
crezcan sin miedo a la noche oscura y a las balas. Quiero un país que aproveche
de verdad sus recursos, comprar café venezolano en el mercado, no salir
corriendo cuando aparece el pollo, viajar por las carreteras sin dejar un
caucho en el primer hueco y poder conocer cada rincón de esta tierra. Quiero
vivir en paz, trabajar y esforzarme por ser mejor todos los días, sin
preocuparme si habrá luz o agua esta noche en mi casa. Así podría escribir
hojas y hojas, pero no son solo sueños o ilusiones, es que yo sé que podemos
ser ese país, lo tenemos todo para serlo. El recurso más valioso, lo más
importante que tenemos, somos nosotros. Atrevámonos a darle una oportunidad a
Venezuela.
El domingo
frente a esa máquina dejaremos nuestra huella, con conciencia y
responsabilidad. Yo sé que tenemos los mismos anhelos, y sé que decidiremos
entre la coherencia que no vemos hoy y la oportunidad de cambiar para mejor. Lo
más importante: no olvidemos nunca que nosotros tenemos el poder, tú y yo, los
venezolanos.
Cualquiera que
sea el resultado de las elecciones, mis convicciones estarán intactas y no
juzgaré a quien elija seguir como estamos. Como dije antes, amo este país con
todo lo que trae y seguiré luchando por Venezuela, con mi trabajo, mi empeño,
mi amor y mi respeto.
Hoy te abrazo con
un sentimiento grande de hermandad, y mi mayor alegría será sentir que es
recíproco. Ya no nos separa un adjetivo, ahora nos une un país.
Profunda reflexión y como bien describes el contexto, esta situación del país nos afecta a todos por igual: agua, luz, alimentos, inseguridad, deudas, vivienda, producción, entre otros. Comparto tu iniciativa de invitar a todos nuestros hermanos a proponer juntos, nuevas oportunidades, eligiendo desde la razón, pensando en el bien común y con mucho respeto para con el prójimo.
ResponderEliminarBienvenidos a la integración.
Yumily muy buena reflexion. voy a compartirlo.
ResponderEliminarExcelente! es necesario optar por un destino común lleno de respeto y prudencia pero sobre todo el deseo de reconocernos protagonistas del mundo en el que vivimos y responsable del bien común.
ResponderEliminarFelicitaciones por este articulo y por esta vision de pais....Saludos y un gran abrazo
ResponderEliminarGracias por los comentarios y por la difusión, es la entrada con más visitas en la pequeña historia de este blog. Ojalá pueda trascender el mensaje de unión y esperanza para nuestro pueblo. Un abrazo
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