lunes, 29 de agosto de 2011

¿Por qué no nos lo creemos?


Hay algo que siempre me deja un montón de sentimientos encontrados cuando escucho a la gente hablar de sus viajes a otros países, generalmente terminan con la frase irónica “igualito que en Venezuela pues”. En ese momento quisiera pegar cuatro gritos y decirles, ¿saben qué? Todos esos  países y culturas que vamos conociendo y que nos parecen tan avanzados y tan bien organizados han pasado por siglos de aprendizaje y desarrollo, sus ciudadanos valoran sus raíces y han luchado por su independencia y libertad por mucho tiempo. No me refiero a  ningún país en particular, porque en general cualquier lugar que no sea Venezuela nos parece de otro mundo, espectacular, bien organizado, rico en cultura y educación, etc.

Por alguna razón he tenido la suerte de conocer varios países, y por supuesto que me gusta muchísimo viajar. Pero no para mirar con inferioridad lo que nosotros no somos, si no para llenar la lista de la gran cantidad de cosas que podemos ser. Claro que me enamoré de Barcelona (España), la cual considero una ciudad universal, tan rica en cultura y diversidad, tan alucinante. Pero sin ir tan lejos, Quito (Ecuador) es una ciudad encantadora, donde las raíces y tradiciones de un pueblo van caminando por las calles con tanto orgullo que te hace pararte y dejarlas pasar delante de ti con admiración. Los Estados Unidos de América, que puedo decir, tan grande ese país, tan diferentes las ciudades y a la vez tan uniformes en su modus vivendi. Desde lugares históricos y con orgullo patrio (Washington D.C.), hasta paisajes mágicos y sublimes, con todo a la mano para disfrutar y admirar (Colorado), el clásico Disney World (Florida), la impactante ciudad de Nueva York.  Un impecable Chicago, con esos edificios y esas calles derechitas. Pero aquí mismo, al ladito en Colombia, Bogotá con un clima y unos lugares tan bonitos y cercanos a uno, la catedral y la plaza de Bolívar. La gran Roma (Italia), no hay palabras para describirla, majestuosa y enredada. Florencia bellísima en todos los sentidos.

Tampoco es que soy una trotamundos, ya quisiera yo. Pero créanme cuando digo que ninguno de esos lugares me ha tentado a quedarme, cada vez que viajo me quedo pensando: nosotros lo tenemos todo para ser un país como cualquiera de estos, todo lo material quiero decir. Tenemos petróleo (cosa que no tienen muchos), tenemos minerales, recursos naturales, una ubicación geográfica privilegiada, diversidad climática, impresionantes bellezas naturales, historia, tradiciones, la mezcla de razas en un innegable mestizaje que nos hace únicos. Pero también somos ricos en aquello que no es tangible y sin embargo es igual de importante que todo lo anterior. Nuestra calidad humana, algo que sinceramente no se encuentra en todos lados. También tenemos tantas cosas por las cuales sentirnos orgullosos, venezolanos que hoy son del mundo, que brillan por su talento en cualquier lugar y dejan su huella por donde pasan.
Sólo nos falta “algo”, una chispa que nos haga reaccionar y darnos cuenta de que nuestro país también es maravilloso, ¿por qué no nos lo creemos?

Foto satelital de Venezuela

Posiblemente porque hoy estamos envueltos en contradicciones; la economía, la política, la inseguridad, nos están arrinconando cada vez más. Y frente a eso ¿cuál es nuestra actitud? ¿Ya intentamos cambiar algo (por muy pequeño que sea) a nuestro alrededor?

Esto no se trata sólo de hablar y caernos a cuentos, ese “algo” que creemos que nos falta está ahí, dentro de cada uno de nosotros. ¿Qué esperamos para darle un pellizco y hacerlo despertar?

Es evidente que no somos nosotros los que diseñamos las autopistas, ni los edificios, ni los puentes. Tampoco tenemos el poder para establecer una estructura turística como la soñamos y sabemos que puede existir porque la hemos visto en otros países. Mucho menos somos nosotros quienes decidimos invertir más recursos en la educación. Es verdad, eso no está en nuestras manos. Lo que sí depende de nosotros es como vivimos nuestra vida aquí, como trabajamos, como somos honestos y tratamos siempre de hacer las cosas de la mejor forma posible, nos conformamos con la excelencia, no con menos. No podemos poner la situación política como excusa para dejar de cumplir con nuestros compromisos como ciudadanos de este país. Ya lo he dicho antes, las quejas no van a hacer que las cosas cambien. Son nuestras acciones las que harán que tomemos el rumbo que todos queremos para Venezuela.

Balancín
Sé que algunos podrán pensar que soy una sentimental o una ilusa al tener tan altas expectativas para mi país, pero sinceramente yo sí me lo creo, ¿por qué no habría de hacerlo? Si sé perfectamente que tenemos el capital humano para hacer todo lo que haga falta, y cuando digo todo es todo.

Salto Angel (Canaima)
Sierra Nevada (Mérida)








Acaso no tenemos mentes brillantes y talentosas, capaces de diseñar autopistas y estructuras de primer mundo. No contamos con médicos e investigadores en todas las áreas del conocimiento que hoy están cosechando éxitos en cualquier lugar del mundo (incluidos los que todavía están aquí), y que podrían perfectamente contribuir con el desarrollo del país. Ni hablar de nuestros artistas, músicos, actores, escritores, pintores, escultores. Muchos rodando por el mundo, pero muchísimos aquí, tratando de darnos esperanza con su arte, cuánto valor tiene esa entrega. Y sobre los políticos, pues también hay que hablar. Porque hay que quitar el estigma que se ha querido colocar sobre todo aquel que se atreva a ofrecerse como servidor público. No es fácil tocar ese tema pero es necesario, tenemos que darle su lugar a la política en la vida de un país, es la manera en que nos ponemos de acuerdo, es el equilibrio que se necesita para convivir en sociedad. Claro estoy hablando sobre la verdadera política, no la politiquería a la que lamentablemente nos hemos acostumbrado.

Con todo eso lo que quiero decir es que miremos alto, no nos conformemos con lo que vemos hoy, sabemos que se puede estar mejor como país, entonces porqué no asumimos también nosotros la tarea de construirlo? Si nosotros, tú y yo. Que no somos políticos, ni artistas, ni grandes científicos o eruditos. Haciendo bien lo que nos toca, pero dando el 110%, dejando huella por donde pasamos, dando el ejemplo.

Hoy me atrevo a preguntarte: ¿te lo crees?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario